Juan Carlos Unzué o la generosidad de un hombre discreto
Hay personas discretas, que viven cómodas en la sombra. Juan Carlos Unzué es una de ellas. Como jugador y entrenador siempre fue un tipo elegante, sobrio, educado, sin malas palabras ni salidas de tono, haciendo equipo… y todo sin alardes. Es una persona conciliadora y que busca consensos. Tiene un perfil muy necesario en los tiempos que vivimos donde prima la crispación, el ruido y los egos desmedidos.
Hace dos semanas decidió dar una rueda de prensa, la más trascendente de toda su carrera, y no fue para hablar de fútbol. La convocó para anunciar que padecía Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa. Su exposición fue clara, serena y emotiva. En todo momento controló que quería decir y cómo lo quería transmitir.
No debe ser sencillo gestionar las emociones ante una enfermedad como esta, ni explicarlo en una sala de prensa llena de amigos y periodistas. La doctora Mónica Povedano, que le confirmo el diagnóstico y que lo acompañó en la rueda de prensa, dejó este crudo titular en una entrevista hace un año: “El ELA es la peor enfermedad que te puede tocar”.
La valentía de mostrarse en la enfermedad
Pese a este difícil contexto quiso dar un paso al frente y mostrar su generosidad con las 4.000 personas que padecen esta enfermedad en España y con las que podemos padecerla en el futuro. Se diagnostican cuatro casos cada día. El objetivo de su rueda de prensa era aprovechar dar visibilidad a la enfermedad, como hacen desde hace años desde la Fundación Luzón, el periodista Carlos Matallanas en su blog del Confidencial y Jordi Sabaté Pons en Twitter, por citar algunos ejemplos.
El exportero navarro explicó que el ELA no tiene solución y que es imprescindible invertir dinero para investigar para combatirla. Hay gestos que ayudan a visibilizar enfermedades por quien las anuncia, por donde se anuncian… Unzué lo hizo en el Camp Nou, la que fue su casa en dos etapas. La Junta del Barça, que navega a la deriva, acogió con los brazos abiertos la propuesta. Sucedió lo mismo el año 2010 con la rueda de prensa de Pascual Maragall en el Hospital de Sant Pau para anunciar que padecía Alzheimer. De nuevo otra muestra de generosidad de un personaje público que anteponía dar visibilidad a su patología antes que mantenerla en la intimidad. Maragall lo resumió aquel día con esta frase: “Quiero ayudar a derrotar esta enfermedad”. Luego fundó la Fundación Pascual Maragall.
Ayuda desinteresada versus ego sin ética
Unzué, como en su día hizo Maragall, nos ha echado un cable a todos visibilizando una enfermedad bastante invisible para ojos de la mayoría de la población. Son “pocos” los afectados y además no solemos verlos en los medios, salvo alguna excepción como en el reciente programa Tabús. Cualquiera de nosotros puede contraer el ELA… y convendría vivir teniéndolo presente. Unzué lo apuntaba en una entrevista con el Diario de Navarra: “Debemos disfrutar más del aquí y el ahora y no angustiarnos tanto por el futuro porque desconocemos lo que nos depara”.
Un apunte para acabar. La ética periodística siempre debería estar por encima de determinadas informaciones que no aportan nada más que satisfacer el ego del periodista que las escriben. Hubo una periodista de un diario deportivo que decidió que era ella quien debía “destapar” la noticia que iba a anunciar el jugador. La cara, Unzué; la cruz, la periodista. La generosidad para ayudar a los demás versus el ego sin ética para autosatisfacerse.